Los coletazos del mediático caso Epstein han puesto la lupa en la condena de su cómplice, Ghislaine Maxwell, y de todo lo que la rodeó, incluido su padre, el empresario y político Robert Maxwell, que ejerció sobre ella una enorme influencia.
Más de tres décadas después, la muerte del multimillonario y magnate de la comunicación sigue envuelta en incógnitas y todavía no hay consenso en si fue fruto de un accidente, un asesinato o suicidio.
El deceso se produjo el 5 de noviembre de 1991, el mismo día en que Maxwell debía volver a Londres para enfrentar una investigación que le acusaba de un millonario fraude por valor de 500 millones de dólares. El suceso se produjo sin testigos en aguas de las españolas islas Canarias y el motivo aducido por la autopsia fue ahogamiento.

Al enterarse de su muerte, se dice que su rival acérrimo, el también magnate de los medios de comunicación, Rupert Murdoch, dijo: "Ah, saltó por la borda. Sabía que los bancos lo estaban acorralando, sabía lo que había hecho y saltó. No puedo dar otra explicación".
También Roy Greenslade, exeditor de uno de los buques insignia del conglomerado de medios de Maxwell, el Daily Mirror, era de la misma opinión: "Era un hombre que no podía soportar la ignominia de la cárcel, que lo acusaran de mentiroso y ladrón. Y sabía perfectamente que eso le esperaba. Así que soy un teórico del suicidio. Creo que Maxwell se arrojó al vacío", contó hace unos años.
Sin embargo, no todo el mundo fue de la misma opinión. Su mujer, Elisabeth Meynar Maxwell, y sus nueve hijos no contemplaron el suicidio como una posibilidad. De hecho, la menor de sus vástagos, Ghislaine, siempre defendió que había sido asesinado.

Ghislaine entonces era tan solo la hija pequeña de Maxwell, quizá su preferida. De hecho, el yate desde el que se despeñó su padre había sido bautizado con su nombre: Lady Ghislaine. Al cabo de tres décadas es el nombre de la hija el que todos conocen, pero por otros motivos: cumple una condena de 20 años por conseguir menores para que su entonces pareja, Jeffrey Epstein, abusara de ellas.
Ante la ambigüedad de la autopsia que no daba pistas sobre si la caída había sido accidental, voluntaria o fruto de un empujón, quedaron en el aire las tres hipótesis, pues había motivos para defender cualquiera de ellas, tanto por la amenaza de ruina de su imperio como por los enemigos que se había creado a lo largo de su vida.
Maxwell había nacido en Checoslovaquia en la más recalcitrante pobreza, desde donde había llegado a una cúspide de dinero y poder, pisando por el camino a quienes se interpusieron en sus objetivos.
La extraña muerte
El cuerpo del capitán de uno de los mayores imperios mediáticos del mundo fue rescatado del océano Atlántico por un helicóptero español a 32 kilómetros al suroeste de la isla de Gran Canaria, según reseñaron los medios de la época. Había caído al agua desde su yate. Fue encontrado desnudo y no presentaba signos de violencia.
Las autoridades informaron de que el Lady Ghislaine había salido del norte de la isla de Tenerife a las 22.00 horas y había llegado al Puerto de los Cristianos, al sur de la isla a las 9.00 horas del día siguiente. El cuerpo de Maxwell fue hallado por un barco pesquero al otro lado de la vecina isla de Gran Canaria, a más de 100 millas de la ruta obvia entre los puntos de partida y llegada.
El magnate había sido visto por última vez a las 4.25 de la madrugada y su ausencia se detectó una vez el yate llegó a puerto, dando inicio a una búsqueda aérea y marítima del multimillonario de 68 años.

Los expertos comenzaron a vaticinar entonces la desintegración de su imperio empresarial, acosado por una deuda de 3.000 millones de libras (más de 4.000 millones de dólares). Las acciones de Maxwell Communication Corporation (MCC) y Mirror Group Newspaper (MGN) se suspendieron y sus hijos Ian y Kevin fueron nombrados presidentes interinos de las compañías.
Quien a la sazón era primer ministro del Reino Unido, John Major, dijo entonces que Maxwell le había proporcionado "perspectivas valiosas" sobre la situación en la Unión Soviética durante el intento de golpe de Estado. Era una "gran personalidad", añadió.
Nacido en la miseria hasta llegar a la cima del poder
Maxwell había nacido en 1923 en Checoslovaquia en el seno de una muy pobre familia numerosa judía. La invasión nazi acabó con casi toda su familia, de la que él fue uno de los escasos supervivientes.
Consiguió llegar a Gran Bretaña en 1940, con 17 años, y un año después se alistó en el Ejército británico y combatió hasta el final de la guerra, lo que le valió sucesivos ascensos y la condecoración con la Cruz Militar Británica.

Tras la guerra comenzó su incursión en los negocios en el sector editorial y poco a poco su imperio y su fortuna fueron creciendo. En la década de los 60 llegó su salto al mundo de la política y consiguió ser representante del Partido Laborista en el Parlamento entre 1964 y 1970.
Su objetivo de seguir creciendo en el rubro editorial le propició su primer encontronazo con Rupert Murdoch en 1969, cuando este le ganó la mano y se hizo con el tabloide News of the World por el que ambos pujaban.
Fue después, en los años 80, cuando Maxwell se hizo con el Mirror Group Newspapers, que aglutinaba, entre otros, el sensacionalista Daily Mirror, el Sunday Mail, el Sunday Mirror y el Daily Record.
Sus negocios se expandieron a EE.UU. y a Israel, abarcando además de editoriales, farmacéuticas o compañías informáticas.

Durante años fue denunciado repetidamente por maniobras cercanas a la estafa. La última le acusaba de haberse apropiado de alrededor de 500 millones de dólares de los fondos de pensiones de los trabajadores de sus empresas. A esta acusación es a la que debía responder en Londres ese fatídico 5 de noviembre de 1991.
Enemistad legendaria entre Maxwell y Murdoch
La enemistad entre los dos grandes magnates de los medios, Robert Maxwell y Rupert Murdoch, es de sobra conocida. Si el encontronazo por hacerse con la propiedad del The News of the World fue uno de los primeros, con el transcurso de los años llegarían muchos más.
Sin embargo, la rivalidad se hizo más que patente cuando Maxwell consiguió las riendas del Daily Mirror y se puso como meta superar a The Sun, que en aquel entonces era el tabloide más vendido, propiedad de Murdoch. La guerra en este campo de batalla se desarrolló a lo largo de siete largos años.
¿Vínculos con el mundo del espionaje?
Siempre se comentó que el magnate había tenido vínculos con el mundo del espionaje, especialmente con el Mossad israelí y el M16, el Servicio de Inteligencia Secreto británico. Así, a lo largo de los años diversos periodistas afirmaron que podía ser espía de esas agencias o del KGB o incluso de la inteligencia checa.
En el libro 'La opción Sansón' sobre el arsenal nuclear secreto israelí, el periodista estadounidense Seymour Hersh, defendía que Maxwell tenía estrechos vínculos con el servicio de inteligencia israelí.
Los rumores se vieron alimentados tras su muerte por el suntuoso funeral que tuvo en Jerusalén, rodeado de la práctica totalidad de la clase política y empresarial del país hebreo. Incluso el presidente de Israel, Jaim Herzog, fue el encargado de pronunciar su panegírico.
El alcalde de Jerusalén, Teddy Kollek, explicó tal honor afirmando que Maxwell y Herzog sirvieron en la misma unidad del Ejército británico durante la II Guerra Mundial y que Maxwell contribuyó al fondo del presidente israelí, facilitó la emigración judía a Rusia e invirtió buena parte de su fortuna en el país hebreo.
Sin embargo, un informe de la sede de la CIA en Londres supuestamente concluyó que el magnate de los medios había colaborado informalmente con el Mossad transmitiendo información, pero que no fue un agente.
¿Quién es Ghislaine Maxwell, expareja de Jeffrey Epstein? Lea esta nota para saberlo