Franz Joseph Haydn fue uno de los grandes genios conocidos de la música clásica que murió el 31 de mayo de 1809, mientras Austria estaba en guerra con Napoleón y Viena estaba ocupada. Sin embargo, la historia de sus restos resguarda profanación, pseudociencia y venta ilegal de dos cabezas humanas.
Haydn y la frenología
La frenología era una teoría pseudocientífica emergente que buscaba examinar la estructura de los cráneos para determinar supuestos patrones de comportamiento e inteligencia.
Franz Joseph Gall, creador de dicha disciplina, tenía a dos discípulos cercanos, Johann Nepomuk Peter y Joseph Carl Rosenbaum, quienes decidieron robar el cráneo de Haydn para ayudarlo en sus investigaciones. El robo, acaecido cuatro días después del entierro del músico, ocurrió en medio del estado de descomposición del cuerpo.
Después de la profanación de la tumba, la cabeza del compositor fue consignada a Gall para ser diseccionada y analizada. Los resultados arrojaron que el cráneo de Haydn mostraba signos relevantes en el área que correspondía, según los estudios del mismo Gall, al desarrollo musical.
Tras su estudio, Peter conservó el cráneo del músico en su casa en una caja bien confeccionada para su exhibición al público.
Un cráneo debajo del colchón
La historia dio un giro inesperado, luego de que el príncipe Nicolás Esterhazy II, protector y mecenas de Haydn durante casi 30 años, solicitara, en 1820, que el cuerpo de Haydn tuviera una sepultura digna, pues su primer entierro fue realizado de manera precipitada a causa de la invasión napeoléonica.
Los trabajos al respecto fueron iniciados y al abrir su tumba, 10 años después de su muerte, descubrieron que el cráneo estaba ausente.
Se iniciaron investigaciones para encontrar la cabeza perdida de Haydn, pero Rosenbaum, quien había recibido la cabeza de manos de Peter, había escondido el cráneo del músico debajo de su colchón.
Increíblemente, el lugar donde Rosenbaum ocultó la cabeza de Haydn no fue investigado. Su esposa, la señora Rosenbaum, yacía en cama ocultando la cabeza de Haydn. Curiosamente, fue la misma señora Rosenbaum quien cantó en el memorial en honor a Haydn el 2 de junio de 1809.
Tras las investigaciones fallidas por parte del príncipe, Rosenbaum vendió un cráneo cualquiera a Esterhazy sosteniendo que era el de Haydn.
El regreso de la cabeza de Haydn
Rosenbaum, por su parte, mantuvo el cráneo de Haydn hasta su muerte en 1829. Después de su fallecimiento, la cabeza del compositor pasó a manos de Johann Nepomuk Peter, su compañero. Peter, a su vez, transfirió la cabeza de Haydn a la Sociedad de Amigos de la Música de Viena.
Paul Esterhazy, descendiente de Nicolás, sin embargo, tenía una promesa familiar que cumplir: darle una digna sepultura a los restos del icónico músico en los territorios de la familia en Heisenstadt. En 1932, construyó una tumba de mármol para la ceremonia prometida.
El objetivo era que la cabeza de Haydn regresara a su cuerpo y en 1964, tras los obstáculos de la burocracia y los avatares de la Segunda Guerra Mundial, pudo regresar. El cráneo apócrifo permaneció junto al cráneo original al momento de su sepultura final, pues en aquella época no existía la tecnología suficiente para identificar cuál de los dos cráneos resultaba ser el original del músico.