En febrero de 1898, la explosión de un barco de la Marina de los EE.UU., el Maine, dio inicio una guerra en el Caribe: la que enfrentó a la potencia norteamericana con España, que hasta entonces todavía conservaba como colonias a Cuba y Puerto Rico.
Este episodio histórico ha vuelto a cruzarse con la actualidad después de que Caracas difundiera un comunicado en el que acusó a EE.UU. de estar preparando una provocación militar con el fin de desatar una guerra en aguas caribeñas. "Es el mismo guion imperial del barco Maine y del Golfo de Tonkin: fabricar un conflicto para imponer intereses ajenos a nuestra región", aseveró el canciller venezolano, Yván Gil.
Lo sucedido hace 127 años suscita la polémica porque desde un inicio se rumoró que había sido un ataque de falsa bandera, una provocación estadounidense para poner fin a la presencia española y comenzar su dominio del continente americano.
¿Qué pasó en 1898?
El acorazado de la Marina de EE.UU. Maine entró en la bahía de La Habana en enero de 1898. Había sido comisionado en 1895, tenía 100 metros de eslora, 17 de manga y 6.700 toneladas de peso.
El Gobierno estadounidense aseguraba que la presencia de su acorazado era una visita de rutina, pero en el marco de una guerra entre España y los independentistas cubanos, se encendieron las sospechas.

Apenas tres semanas después, el 15 de febrero, la embarcación voló por los aires debido a una explosión que dejó 266 muertos, de un total de 354 tripulantes. El episodio fue detonante de la declaración de guerra de EE.UU. a España, país al que se acusó de ser responsable del ataque sin que hubiese pruebas concluyentes de esas aseveración.
El conflicto se saldó con el fin de un imperio, el español, que perdió el dominio sobre Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam, sus últimas colonias. El incidente fue la primera demostración de los métodos del imperialismo estadounidense y sentó pauta de lo que habría de venir para la región en las décadas siguientes.
Así, de la mano de la doctrina del 'destino manifiesto' y del 'Corolario Roosevelt', a principios del siglo XX, la Casa Blanca intervino militarmente en Haití, Nicaragua y República Dominicana bajo diversos alegatos. Estas operaciones le permitieron afianzar su hegemonía hemisférica y evitar que los vacíos dejados por los españoles fueran llenados por otras potencias europeas.
¿Operación de falsa bandera?
En general, una operación de falsa bandera se define como una acción hostil orquestada de tal manera que sus autores no parezcan los responsables, con la finalidad de atribuir a otras personas la autoría de la agresión e iniciar así un conflicto, amparándose en justificaciones como la autodefensa o similares.
La prensa sensacionalista estadounidense, encabezada por el magnate William Randolph Hearst, no dudó en acusar a España del hundimiento, aunque hoy se sabe que esa conjetura ya estaba descartada desde un inicio por los expertos.
Así, aunque a día de hoy hay dudas sobre qué fue lo que realmente pasó, se tiene la certeza de que la acusación a España se utilizó como excusa para iniciar un conflicto militar y extender la influencia estadounidense en el Caribe, que posteriormente alcanzaría prácticamente a todo el continente.
¿Cuáles son las hipótesis?
El informe oficial, elaborado por expertos de la Marina estadounidense y remitido al Congreso apenas mes y medio después, aseveraba que los daños solo podían haber sido causados por la explosión de una mina situada debajo del buque. Fue un informe que omitió las posturas de especialistas que hablaban de la probabilidad de un accidente.
A principios de 1911 el gobierno cubano pidió a los Estados Unidos que retirara el pecio del Maine del puerto de la Habana pues provocaba un gran riesgo para la navegación. Los restos del navío quedaron a descubierto en diciembre de 1911. pic.twitter.com/P48RGENPfm
— Darío Madrid (@Dario_Madrid_F) February 15, 2024
La teoría de la explosión intencionada tenía un punto débil. En medio de un conflicto con los independentistas cubanos, los españoles eran los menos interesados en iniciar una nueva confrontación bélica con un adversario superior.
Así, se ha especulado con que los altos oficiales del Maine, cuya gran mayoría se encontraba fuera del barco en el momento de la explosión, tuvo que ver en el hundimiento del navío.
Incluso se ha llegado a señalar la supuesta intromisión del magnate de los medios, William R. Hearst, quien manejaba 28 periódicos de circulación nacional y fue uno de los cabecillas de la campaña que inflamó a la opinión pública hasta hacerla favorable al enfrentamiento bélico.
La hipótesis se sustenta en que unos días antes de la explosión, Hearst atracó con su yate Bucanero en La Habana junto al Maine. Sin embargo, hasta ahora no hay pruebas fehacientes de cualquiera de las dos teorías.
Por otro lado, tampoco se pudo corroborar que el estallido se produjera por un impacto exterior, lo que parece despejar el camino a la hipótesis más plausible: una detonación interior provocada probablemente por el sobrecalentamiento del carbón, que se habría transmitido al depósito de pólvora. Incidentes de esta naturaleza ya habían ocurrido con una docena de barcos estadounidenses antes del episodio en aguas caribeñas.
En la década de los años 70 del siglo pasado, una investigación liderada por el almirante Hyman Rickover concluyó que la explosión había sido interna y se había debido a un accidente.
Los restos del Maine fueron sacados del fondo de la Bahía de La Habana en 1911. El pecio fue minuciosamente examinado a cielo abierto, dando lugar a un vago informe que no aportó luz a lo sucedido. Finalmente, fue remolcado, dinamitado y hundido en alta mar, eliminando toda posibilidad de nuevos exámenes que pudieran esclarecer las dudas de lo que pasó ese 15 de febrero de 1898.
Tras la guerra hispano-estadounidense desencadenada por este incidente, EE.UU. ocupó la isla de Cuba de 1898 a 1902, época en la que se aseguró la concesión a perpetuidad del enclave donde se encuentra la base militar de Guantánamo.







