El embajador de Israel en EE.UU., Yechiel Leiter, compartió con el canal estadounidense Fox News la determinación del Gobierno de su país de acabar con las personas implicadas en los ataques terroristas del 7 de octubre de 2023 por dónde estén.
"Si no los hemos alcanzado esta vez, los alcanzaremos en otra ocasión", aseguró el diplomático, en referencia a las personas que eran objetivos del ataque aéreo israelí del 9 de septiembre en Catar. Están "sobre el aviso", agregó el diplomático.
En su comentario televisado, el diplomático catalogó la resistencia palestina como "enemigos de la civilización occidental" y sostuvo que las acciones del primer ministro Benjamín Netanyahu buscan "transformar" Oriente Medio de una manera que los países "moderados" entienden y aprueban. En opinión de Leiter, Israel podría estar ahora "sujeto a algunas críticas", pero más tarde otras naciones "lo superarán".
Respecto a la Administración Trump, el embajador valoró que Israel "nunca había tenido un amigo mejor en la Casa Blanca" y aseguró que tanto el país hebreo como el estadounidense buscan destruir el grupo militante.
Mientras tanto, el propio Donald Trump "se enfadó al enterarse del ataque", según escribió el periódico The Wall Street Journal, porque se lo habían realizado en territorio de otro aliado de EE.UU. y también un país que mediaba en las negociaciones entre las partes del conflicto. El líder republicano exigió al primer ministro de Israel que se comprometa a no repetir ataques en territorio catarí, indicaron fuentes del medio digital Axios.
¿Qué ocurrió?
Según reportes, el objetivo del ataque israelí fueron negociadores de Hamás que se encontraban en Doha discutiendo una propuesta de alto el fuego impulsada por EE.UU. para la Franja de Gaza.
Entre los asistentes figuraban Zaher Jabarin y Khalil al-Hayya. Hamás afirmó que su cúpula sobrevivió al ataque, aunque al menos seis personas murieron, entre ellas el hijo de Al-Hayya, el director de su oficina, tres escoltas y un miembro de la Fuerza de Seguridad Interna de Catar.
El ataque fue condenado por los países de la región, varias naciones latinoamericanas, la Unión Europea, así como por Rusia y China.
El primer ministro catarí, Mohammed bin Abdulrahman bin Jassim al Thani, calificó el ataque como un "terrorismo de Estado" y un intento de desestabilizar la seguridad regional. Aseguró que Catar "no tolerará" ninguna violación de su soberanía y se reserva el derecho de "responder" a este "ataque descarado" por parte de Israel.