Un hallazgo inesperado por parte de científicos chinos ha identificado por primera vez cristales micrométricos de hematita y maghemita en muestras del suelo de la cara oculta de la Luna, traídas a la Tierra por la misión Chang’e-6, lo que demuestra que está experimentando procesos de oxidación que hasta ahora se creían imposibles, recoge China Daily.
El análisis llevado a cabo por equipos de la Universidad de Shandong, la Academia de Ciencias de China y la Universidad de Yunnan confirma que los óxidos de hierro hallados son nativos de la Luna. Para ello se emplearon técnicas avanzadas como microscopía electrónica de microárea, espectroscopía de pérdidas de energía electrónica y espectroscopía Raman, descartando cualquier contaminación terrestre.
Durante décadas se asumió que la superficie lunar era un entorno fuertemente reductor, prácticamente incapaz de oxidarse. Sin embargo, las muestras recogidas en la cuenca South Pole–Aitken, el mayor y más antiguo cráter de impacto del sistema solar, demuestran que los impactos de gigantescos asteroides habrían generado breves ambientes gaseosos con gran presencia de oxígeno. En esas condiciones extremas, el hierro de minerales como la troilita se habría oxidado, liberando azufre y formando hematita a temperaturas entre 700 y 1.000 °C.
Este proceso también produce minerales magnéticos, como magnetita y maghemita, que podrían explicar las misteriosas anomalías magnéticas detectadas en la región. Los científicos sostienen que estos materiales habrían conservado las huellas magnéticas de antiguos impactos.
La misión Chang'e-6, lanzada en mayo de 2024 desde Hainan, completó en 53 días la primera recogida de muestras de la cara oculta de la Luna, trayendo de regreso 1.935,3 gramos de material.
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