El prisionero de guerra ucraniano Ruslán Shajún —integrante de las fuerzas especiales de la Dirección Principal de Inteligencia de Ucrania (GUR)— relató los detalles del fallido desembarco de su grupo desde un helicóptero a primeros de noviembre, en el marco del intento fallido de Kiev de desbloquear las tropas ucranianas cercadas por las fuerzas rusas en la estratégica ciudad de Krasnoarmeisk (conocida en Ucrania como Pokrovsk).
Tras pasar más de dos semanas escondiéndose entre las ruinas de un edificio a las afueras de Krasnoarmeisk, el militar se rindió a las tropas rusas. Shajún se dirigió a los combatientes ucranianos, pidiéndoles que no vayan al frente. "No vale la pena, en serio. Yo tuve muchísima suerte de que me salvaran. Grité y me oyeron. ¡Muchas gracias, muchachos!", agradeció Shajún a los militares rusos.
"Pero no todos han tenido tanta suerte, en realidad. Dejen las armas, no vale la pena. Por nuestro gobierno podrido y falaz no vale la pena [luchar], de verdad", instó.