El presidente de EE.UU., Donald Trump, lanzó este lunes un ultimátum a Rusia, advirtiendo a Moscú de que tiene 50 días para alcanzar un acuerdo de paz en el conflicto ucraniano o se enfrentará a aranceles secundarios "muy severos" sobre sus exportaciones, que podrían llegar hasta el 100 % y afectarían a sus socios comerciales.
Desde el Kremlin describieron las declaraciones de Trump como "bastante serias" y afirmaron que necesitan tiempo para "analizar" lo dicho. El portavoz presidencial ruso, Dmitri Peskov, aseveró que, si bien hay que esperar a si el presidente Vladímir Putin se pronuncia al respecto, ya se puede afirmar "con toda certeza" que ese tipo de acciones de Washington son percibidas por la parte ucraniana no como una señal de paz, sino como una señal para continuar el conflicto.
Por su parte, el vicepresidente del Consejo de Seguridad y expresidente de Rusia, Dmitri Medvédev, resaltó que a Moscú no le importa este "ultimátum teatral". "Trump lanzó un ultimátum teatral al Kremlin. El mundo se estremeció, esperando las consecuencias. La beligerante Europa se sintió decepcionada. A Rusia no le importó", resumió Medvédev el impacto del anuncio del mandatario estadounidense.
¿Ni tregua ni diálogo?
En opinión del analista ruso y editor jefe de la revista Russia in Global Affairs, Fiódor Lukiánov, lo ocurrido es un punto de inflexión que muestra que Moscú y Washington han llegado al final de la primera fase de sus relaciones bajo el Gobierno de Trump. "Cuándo comenzará la siguiente fase y cómo será, es una incógnita", manifestó.
En este contexto, analizó las declaraciones del mandatario estadounidense, apuntando que Trump sigue intentando evitar ser parte integral del conflicto, ante la posibilidad de una confrontación directa con Rusia. Así, el líder republicano insiste en que se trata de "una guerra de Biden" y no suya. Además, mantiene abierta la oferta de negociación hasta que termine el plazo de 50 días. Por otro lado, Washington no enviará armas directamente a Ucrania, sino que las entregas se realizarán a través de Europa.
No obstante, aún así se trata de una presión, a la que "los líderes rusos no responden", ya que entrar en intercambios verbales no tiene sentido: la conversación se está desarrollando actualmente en el campo de batalla, resalta el politólogo.
Por su parte, Dmitri Súslov, subdirector del Centro de Estudios Integrales Europeos e Internacionales de la Escuela Superior de Economía de Rusia (HSE), considera que los comentarios de Trump suponen "un importante revés" para cualquier avance significativo en torno a la crisis ucraniana y probablemente "congelarán" la normalización de las relaciones entre Moscú y Washington en el futuro próximo. En la misma línea, el "partido de guerra europeo" se aprovechará de las declaraciones del mandatario para armar aún más a Kiev. "¿El resultado? Ni tregua ni diálogo, solo una intensificación de las hostilidades", resume el experto.
"Presionar a Moscú para que ceda"
Analizando el posible rumbo que puedan tomar las relaciones entre EE.UU. y Rusia, Súslov cree que tales amenazas de la parte estadounidense, tanto a Moscú como a sus socios comerciales, demuestran que no hay margen para la normalización ni para la cooperación. "El objetivo de Trump es presionar a Moscú para que ceda, algo que simplemente no va a suceder", subraya.
En paralelo, el filósofo político Alexánder Duguin destaca que Trump dio a Rusia 50 días para completar su tarea, que es liberar completamente las cuatro regiones que se incorporaron a Rusia mediante consultas populares: las repúblicas populares de Lugansk y Donetsk y las provincias de Zaporozhie y Jersón. "Este es precisamente el tipo de momento que captura el viejo dicho ruso: 'Los rusos tardan en enganchar los caballos, pero luego van rápido'", sostuvo Duguin, refiriéndose a que los rusos se demoran en empezar, pero luego avanzan con rapidez. "Tenemos 50 días para ganar", concluyó.
Mientras, el director del Centro de Información Europea, Nikolái Topornín, remarcó que las nuevas sanciones no asustan a Rusia y que la mayoría de los lazos con EE.UU. se rompieron durante el mandato del expresidente Joe Biden.
"Así que, si nada cambia en los próximos 50 días, es probable que EE.UU. siga ampliando la ayuda militar a Ucrania, pero con un criterio pragmático", señaló, destacando que Washington puede canalizar la financiación europea para mantener a su propia industria de defensa funcionando a pleno rendimiento.